miércoles, 26 de noviembre de 2008

LEER A MURAKAMI



Acabo de concluir la lectura del cuentario “Sauce Ciego, Mujer Dormida” del escritor japonés Haruki Murakami (Kyoto – 1949). Más que cuentos propiamente dichos son relatos (algunos casi nouvelles), donde se deja entrever la impronta novelística del autor.

El lector (sobre todo él que ha seguido su obra) queda con la sensación de que Murakami, premiado con lauros como el Arzobispo Juan de San Clemente y el II Premio Internacional de relatos “Frank O’ Connor”, no ha dejado de lado sus pininos literarios como novelista en la escritura de este libro de relatos (debemos recordar que H.M empezó su carrera literaria con dos novelas cortas: "Oíd cantar el viento y Bihar eléctrico").

En “SCMD” encontramos relatos de mucho interés. En “Los gatos antropófagos” una pareja de novios japoneses que vive un clandestino romance huye de sus destruidos matrimonios viajando a Grecia. Al final del relato, sorpresivamente, uno de ellos desaparece sin dejar rastro… Aquí Murakami hace referencia al sexo como un acto “tan natural que, si bien no tuvimos sentimiento de culpabilidad, tampoco nos produjo un placer carnal de aquellos que desgarran el corazón” (pág. 137).

El sexo es para el autor, un acto frío, apacible. Lo mismo encontramos en “Náusea, 1979”, donde un hombre vomita cada vez que recibe una llamada telefónica, siempre de un desconocido. Es marcada la flema sexual que H.M le confiere a sus personajes, sino léase: “También disfrutaba con el sexo normal, ejecutado despacio, con calma” (pág. 171).

Ambos cuentos son agradables, de fácil lectura y mucha emoción. Pero lo mejor del japonés no es solo la cuestión sexual, sino que también hay diversos puntos de sumo interés para cualquier lector, ya que Murakami toca una gran diversidad de temas, algunos con mayor profundidad, pero no por ello, menos agradables.

Asimismo el autor de “Kafka en la otra orilla” nos sumerge en el mundo de la buena comida, la ópera, el jazz, la obsesión (llevada a casos enfermizos en “Tony Takitani), la muerte, la infidelidad, la soledad y, repito, el sexo.

Lector de Chejov, pesimista en muchas partes del libro “vivir es muy duro, ¿no te parece?” (pág. 168) y de clara predilección por los problemas existenciales que agobian al ser humano, Murakami es universal.

En mi opinión hay cuatro relatos que condensan casi toda la temática del libro y que a su vez son los más logrados: “El hombre de hielo”, “El espejo”, “Tony Takitani y “Los gatos antropófagos”.

De esta manera, invito a todos los amantes de la literatura a leer “Sauce Ciego, Mujer Dormida”. Murakami “ha acertado, otra vez, al escribir este libro”.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Un poema de César Toro Montalvo


Matrimonio de la dulce maru y su hermoso okobín cuidador de odres

Cuando cruzo maru oh tu ciudad riquimada en mil manzanas
me enredo en tu barrio de la esquina
me pongo a silbarte
la balada del cheyenne montado en un carnero negro

me encuentro maru con que estás
colgada encima de los nísperos contemplando a okobín

volabas graznando con tu taza de begonias
en la mano y te veía parada en el establo
subida al techo
con tu listón mostrando las uvas de fragoroso terciopelo
y saltabas luego
por encima de tu catedral de agujas y florerones
y se enredaba tu vestido
encima de mi mano (vestido hecho con enredo de agujeros)

y te traía a mi mesa acompañando a mi madre
y te llevaba a mirar las batallas perdidas de mi hermano

y te seguía corriendo hasta el sena
tocando los tambores con las gotas de nylon que caían
de tus labios y te traje en mi caballo alakur
con tu cuerpo de colores hacia lima

ay dios te dije

y okobín se peinaba y te borraba las primeras pecas de amaranto

ay dios te dije

y okobín te peinaba las manos y te traía a new york
en una tarde de carnaval cubriendo tu rostro de bolas y boroboles

ay te dije

y okobín rompía el último milagro de tu boca a su pecho
casándote por cuidarte los odres montado en un carnero negro.

Fuente:
http://cesartoro.blogspot.com/2006/04/matrimonio-de-la-dulce-maru-y-su.html