Acabo de concluir la lectura del cuentario “Sauce Ciego, Mujer Dormida” del escritor japonés Haruki Murakami (Kyoto – 1949). Más que cuentos propiamente dichos son relatos (algunos casi nouvelles), donde se deja entrever la impronta novelística del autor.
El lector (sobre todo él que ha seguido su obra) queda con la sensación de que Murakami, premiado con lauros como el Arzobispo Juan de San Clemente y el II Premio Internacional de relatos “Frank O’ Connor”, no ha dejado de lado sus pininos literarios como novelista en la escritura de este libro de relatos (debemos recordar que H.M empezó su carrera literaria con dos novelas cortas: "Oíd cantar el viento y Bihar eléctrico").
En “SCMD” encontramos relatos de mucho interés. En “Los gatos antropófagos” una pareja de novios japoneses que vive un clandestino romance huye de sus destruidos matrimonios viajando a Grecia. Al final del relato, sorpresivamente, uno de ellos desaparece sin dejar rastro… Aquí Murakami hace referencia al sexo como un acto “tan natural que, si bien no tuvimos sentimiento de culpabilidad, tampoco nos produjo un placer carnal de aquellos que desgarran el corazón” (pág. 137).
El sexo es para el autor, un acto frío, apacible. Lo mismo encontramos en “Náusea, 1979”, donde un hombre vomita cada vez que recibe una llamada telefónica, siempre de un desconocido. Es marcada la flema sexual que H.M le confiere a sus personajes, sino léase: “También disfrutaba con el sexo normal, ejecutado despacio, con calma” (pág. 171).
Ambos cuentos son agradables, de fácil lectura y mucha emoción. Pero lo mejor del japonés no es solo la cuestión sexual, sino que también hay diversos puntos de sumo interés para cualquier lector, ya que Murakami toca una gran diversidad de temas, algunos con mayor profundidad, pero no por ello, menos agradables.
Asimismo el autor de “Kafka en la otra orilla” nos sumerge en el mundo de la buena comida, la ópera, el jazz, la obsesión (llevada a casos enfermizos en “Tony Takitani), la muerte, la infidelidad, la soledad y, repito, el sexo.
Lector de Chejov, pesimista en muchas partes del libro “vivir es muy duro, ¿no te parece?” (pág. 168) y de clara predilección por los problemas existenciales que agobian al ser humano, Murakami es universal.
En mi opinión hay cuatro relatos que condensan casi toda la temática del libro y que a su vez son los más logrados: “El hombre de hielo”, “El espejo”, “Tony Takitani y “Los gatos antropófagos”.
De esta manera, invito a todos los amantes de la literatura a leer “Sauce Ciego, Mujer Dormida”. Murakami “ha acertado, otra vez, al escribir este libro”.
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